lunes, 30 de noviembre de 2009

Tlalocan y cielo Judeocristiano

Para subier al cielo se necesita un poquito de gracia...



“ Tu corazón por entero se acercaa las artes y creaciones de los toltecas: La Toltecáyotl.Yo tampoco viviré aquí para siempre.¿Quién de mí se adueñará?¿A dónde tendré que marcharme?Soy un cantor:Allí estaré de pie, allá voy a recogerlos,Mis flores, mis cantos, llevo a cuestas,Los pongo ante el rostro de la gente”.

(Ms. Cantares Mexicanos)



Para los antiguos mexicanos la vida en la tierra era de carácter temporal. La vida eterna se encontraba después de la muerte. Ya sea en el Chichihuacuahco para los niños, lugar a donde iban los infantes que morían a edad temprana. Un paraíso donde existía un inmenso árbol del que brotaban gotitas de leche de sus ramas. Esos niños esperarían en ese paraíso la creación del Sexto Sol para volver a nacer. El Tlalocán era el lugar reservado para las personas que morían por causas relacionadas con el agua. Un concepto muy cercano a la idea judeocristiana del paraíso.

El lugar para los guerreros y las guerreras de La Batalla Florida. El Ilhuicatonantiuh era el cielo donde los guerreros acompañaban al Sol en su cotidiano camino, desde el amanecer hasta el cenit, y las guerreras desde el cenit hasta el atardecer. El lugar luminoso por excelencia. Y el Mictlán, el lugar para aquellas personas que morían de muerte común. En el Mictlán sufrirían para llegar ante el Señor de la Muerte y desaparecer.

“ Cuando morimos,no en verdad morimos,porque vivimos, resucitamos,seguimos viviendo, despertamos.Esto nos hace felices”

(Ms. Cantares mexicanos)


“ ¿A dónde iremos que muerte no haya?Por eso llora mi corazón.¡Tened esfuerzo: nadie va a vivir aquí!Aun los príncipes son llevados a la muerte:Así desolado está mi corazón.¡Tened esfuerzo: nadie va a vivir aquí!”

(Ms. Cantares Mexicanos.)

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