Tlalocan, en la mitología azteca, ‘donde está Tláloc’, lugar mítico donde vivían los elegidos por este dios, considerado como señor de la abundancia, la vida, la humedad y la lluvia. El Tlalocan era un sitio de deleite, comida abundante y temperatura agradable. Nunca faltaban allí las mazorcas de maíz verde, las calabazas, el amaranto, los chiles, la verdolaga, los tomates, los frijoles verdes en vaina y las flores. Los que fallecían de muerte producida por el agua o por enfermedades estimadas de origen acuoso, como la hidropesía , iban a ese lugar. Existen antiguas representaciones del Tlalocan, que los primeros investigadores llamaron “paraíso terrenal”; una de las más interesantes se encuentra en un palacio del barrio de Tepantitla, en la antigua metrópoli de Teotihuacán.
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