Doña Marina (Malinche)
Era una mujer originalmente de la cultura Azteca Nahuatl, que conoció a Cortez. Se dice que era considerada una marginada y fue rescatada por Cortez. Como su compañera, se volvió católica, y jugo un papel muy activo e importante en la conquista española de México, como interprete y consejera.
La mayoría de lo que reportado sobre ella en su vida es a través de los documentos del biógrafo de Cortez, Francisco Lopez de Gomara, quien era demasiado romántico para ser creíble, pero no existe evidencia de lo contrario. A pesar de que Malinche no era una mujer precolombina, al explorar su rol, uno se puede dar la idea del rol de la mujer pre-colombina de América de ese tiempo.
Malinche nació en una familia de la nobleza. Sin embargo, cuando su padre murió, su madre la vendió a la esclavitud. Viejo en cautiverio de su región nativa Nahuatl al área Maya de Yucatan, donde aprendió las distintas lenguas Mayas. Cuando Hernan Cortez llego a esta región, la gente local le ofrecieron a el y a sus hombres hospitalidad, comida, ropa, oro y esclavos, incluyendo 20 mujeres. Malinche fue una de estas mujeres. Cortez notó su diferencia, y con su inteligencia, y habilidad para interpretar con gran eficiencia, se gano la confianza de Cortez, se volvió su secretaria, y después su amante, eventualmente dándole un hijo. Le facilitaba la comunicación a Cortez con varios lideres Mesoamericanos, frecuentemente alentando negociaciones en vez de matanzas. Malinche era la principal personaje en el aumento de coalición de las ciudades que provocaron la caída de Tenochtitlan. No se puede negar que, sin ella, Cortez no hubiese podido conquistar a los Aztecas.
Malinche tuvo un papel importante como interprete, secretaria, amante, madre del primer "mexicano". Sin embargo, era muy diferente a la típica mujer de su tiempo. Autorizada por Cortez, demostró su valor y habilidad de una manera que solo unas cuantas o ninguna mujer contemporánea se atrevería.
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