El litógrafo italiano Claudio Linati (1790 - 1832), Conde de Parma, llegó a México en 1825.
El mismo año en que se rindió en San Juan de Ulúa el último reducto español y mientras gobernaba del primer presidente del México independiente, José Guadalupe Victoria. Linati viajó a América atraído por la posibilidad de observar de cerca el proceso político de un país que recientemente había adquirido su independencia y de alentar la politización de un pueblo al que estaba "decidido a civilizar". En Italia, había formado parte de los carbonarios, un grupo que luchaba por la unificación italiana y que organizó levantamientos en Nápoles (1820) y Piamonte (1821). A lo largo de su vida, el activismo político de Linati le valió presecuciones, condenas a muerte y exilios.
En México, Linati estableció un taller de litografía en la capital, el primero del país, donde tuvo algunos discípulos. Fue uno de los editores del semanario El Iris (febrero-agosto de 1826), donde apareció la primera caricatura política mexicana, la alegoría Tiranía, que se atribuye al italiano. A través de este periódico, bajo la inofensiva apariencia de una publicación dedicada "al bello sexo", Linati y sus colaboradores empezaron a hacer agudos comentarios políticos de los acontecimientos del día, lo que provocaría la clausura del periódico y la forzada salida del país del artista en 1826.
Sin embargo, más allá de sus ideales revolucionarios liberales, Claudio Linati es recordado por su legado artístico e histórico. La obra mayor de Linati muestra la recreación de trajes típicos y escenas costumbristas, reunidos en los textos y litografías que creó para el libro Trajes civiles, militares y religiosos de México, publicado en Bélgica en 1828, en Londres dos años después, y más tarde traducido al español e impreso en México. Esta obra incluye el primer inventario extenso de tipos mexicanos realizado por un artista extranjero.
Con su obra, Linati marcó el inicio de una tradición pictórica que podemos ver en otros artistas extranjeros que visitaron México, por ejemplo, Karl Nebel, con sus abundantes referencias a tipos y trajes. A través de este tema, Linati tuvo la habilidad de mostrar el vasto abanico de la sociedad mexicana de su tiempo, mostrando aspectos de tipo histórico, político y económico. En sus acuarelas y litografías vemos, por ejemplo, la riqueza y dignidad de los trajes de hacendados que muestran la herencia de las instituciones coloniales en la recién surgida república. Los trajes militares y las enaltecedoras referencias a héroes del movimiento insurgente remiten a la historia reciente y a las luchas entabladas para terminar con la colonia española.
Linati no ocultaba su simpatía por Hidalgo y por otros héroes de la revolución de Independencia, anónimos o conocidos. También presenta positivamente a Morelos y a Guadalupe Victoria, y con ello inicia tradiciones iconográficas de estos héroes liberales. Pero el interés de Linati no se limitaba a personajes famosos: representó lanceros y jinetes, aguadores, tortilleras, mujeres y hombres de diversos grupos sociales.
Ausencia de fuente.
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