El día de la independencia, era una de tantas fechas
esperadas del año, la razón principal era porque no teníamos clases; que emoción
ir al grito con mis papás , disfrazada de "adelita" para que me compraran un
rehilete o cualquier cosa por ahí mientras caminábamos, un elote preparado que
no me podía acabar completo, gritar ¡¡VIVA MÉXICO!! por diversión y sentarnos
en la cajuela del carro para ver los cuetes, luego pedir que nos fuéramos tapándome
los oídos porque después de tantos me daban miedo, era un simple día de fiesta, que me importaba
lo que había pasado en la historia, me lo relataron como unos jóvenes héroes que
dieron su vida por la patria, y que mi deber como mexicana era ir a
aplaudirles.
Un día desperté y me dijeron que todo alrededor era un desastre,
que las cosas que me contaron en el jardín de niños e inicios de la primaria,
no pasaron como me imaginaba, de repente
todo dejo de tener coherencia, ¿qué estás celebrando? Que naciste en un país
“libre”, que puedes recorrer tu estado pagando mas de 300 pesos de cuotas en las casetas, que
eres “libre de expresarte”, que nuestra propia gente se avergüenza de sus propios rasgos...
La independencia era más bonita cuando solo me preocupaba
por quitarme las sobras de elote de los dientes.
Cuanto y tanto, esta por hacerse...
ResponderEliminar