Aspecto todavía poco estudiado
por los investigadores del arte en el siglo XIX es la influencia que dejaron los
llamados “artistas viajeros” en el ámbito mexicano de su época. Como es bien
conocido, estos artistas afluyeron al país a partir de la Independencia y
practicaron géneros, hasta entonces poco conocidos, en nuestra patria; tal fue
el caso del paisaje y el tema arqueológico, los cuales se difunden
especialmente en Europa y en los Estados Unidos. Quizá por esto, regularmente
se ven sus producciones como una proyección de lo mexicano en el extranjero sin
aquilatar, casi en ningún momento, el impacto que tuvieron algunas de estas
obras en nuestro país, especialmente en la litografía, la cual conseguirá una
de sus primeras etapas de auge entre los años de 1837 y 1847. Al realizar una investigación
sobre la litografía mexicana, varias de las fuentes nos remitían al hecho de
que un número importante de artistas viajeros fueron ampliamente conocidos en
México en este periodo, tomándose incluso algunas de sus obras como modelo para
realizar imágenes del país. En los años que van de 1837 a 1847, su influencia
se hace evidente entre los litógrafos, ya que entonces, por la decadencia que
atravesaba la Academia de San Carlos, los artistas viajeros no tuvieron una
fuerte presencia entre los pintores. Será hasta la década de los 50, con la
reorganización de la noble institución, cuando varios de estos artistas
extranjeros, como el francés Eduardo Pingret
o
el suizo Johan Salomón Hegi, exponen en los salones
de este centro e incluso el primero llegó a impartir clases particulares a
señoritas de sociedad.
Por otro lado, la
escasa preparación de los dibujantes litógrafos favoreció esta influencia, pues
ante la carencia de imágenes del país tanto en el paisaje como en la
arqueología, los tipos y las escenas costumbristas, se tuvo que recurrir a lo
hecho por extranjeros
José de Páez (activo mediados del
siglo XVIII): De mestizo e india,
coyota.
Serie Castas Novohispanas, siglo XVIII. Óleo
sobre lámina, 50.2 x 63.8 cm.
Traje de mestiza
de Yucatán de F. Waldeck, , 1838.
Aquí
se muestra una imagen del Mercado del Parián que se ubicaba dentro de la Plaza
Mayor, aunque aquí luce impecable y limpio, en sus últimos años llegó a a ser
un foco de suciedad y contaminación. Al fondo se muestra la Casa del Cabildo o
Ayuntamiento y a la derecha lo que fue el portal de Mercaderes
Bibliografía
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